Su nombre es el de una isla africana y en sus cartas pueden encontrar el dibujo de un león, pero definitivamente TODO lo demás en el Moheli es de un estilo coyoacanense.
En una de las calles más bonitas del barrio y con mesitas afuera que los dejarán contemplar a distancia el vaivén de la plaza principal, lo que representa una enorme ventaja cuando pensamos que la óptica es irónica y que las cosas se ven mejor cuando las alejas un poco.
Su carta, bastante típica de cafetería, ofrece para las tardes y las comidas sándwiches, ensaladas, pastas, fondues, baggels, cafés, tés y pasteles; en el desayuno pasa por opciones clásicas como las enchiladas o los molletes... pero aunque pueda sonar así, lo de típico no es una queja.
La comida es muy rica, el lugar es maravilloso y los precios bastante accesibles. El servicio no es rápido ni eficaz, pero si van a tomar un café sin prisas y con la intención de pasar ahí toda la tarde, seguro que no importa demasiado.
Recomendaciones: champiñones rellenos con pasta corta, una delicia para la que pueden elegir salsa; crostini, si no tienen mucha hambre y quieren picar algo; baggel de arenque con paté de aceitunas, si traen un ánimo gourmet; y los frapés de frutas para tomar.
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